El arte y la fuerza de la naturaleza. Un tifón llevó al mar la obra al aire libre de la artista japonesa. Y emergieron interpretaciones sobre el hombre y el medio ambiente…
La noticia indica que la icónica escultura de calabaza de Yayoi Kusama instalada al aire libre, en las costas de Naoshima, prefectura de Kagawa, en el oeste de Japón, cayó al mar durante un tifón esta semana.
Pero, detrás del título, llegó la imagen que recorrió el mundo: la obra titulada “Calabaza” de Yayoi Kusama, una de las más emblemáticas de la artista de culto japonesa, desprendida de su base y de la isla, y lanzada a la mar era otra obra de arte en sí misma.
De esta manera, el tifón llamado Lupit dio lugar a una perfomance de arte y naturaleza viva que dio lugar a diferentes interpretaciones y reflexiones sobre el estado de situación del medio ambiente y el cambio climático.
Lo cierto es que por estos días la obra de la calabaza amarilla -una imagen reproducida en varias ocasiones por Yayoi Kusama- ya fue rescatada de las aguas de mar y está siendo recuperada en la propia isla.
“Pumpkin” es una de las tantas esculturas de calabazas de la artista que adoptó esta figura como fetiche de su obra desde los comienzos de su carrera como artista, cuando vivía cerca de un vivero que las cultivaba.
La calabaza amarilla con lunares -otro ítem de Yayoi- que cayó al mar debido al poder del viento y de la suba del mar es una de las dos esculturas de calabazas de Kusama que -desde 1994- se instalaron a cielo abierto en la isla de Naoshima.
Hay otra de color rojo en la misma locación, en Benesse Art Site de Naoshima, apodada “la isla del arte” por la gran cantidad de museos y galerías de arte moderno y arquitectura, además de esculturas e instalaciones modernas en la vía pública que tiene.
“Se podría decir que caí bajo el hechizo de la repetición y la agregación. Mis redes crecieron más allá de mí misma y más allá de las telas que estaba cubriendo con ellas -expresó alguna vez Yayoi Kusama sobre su aficción por dibujar calabazas- Comenzaron a cubrir las paredes, el techo y finalmente todo el universo. Siempre estuve en el centro de la obsesión, sobre la acumulación apasionada y la repetición dentro de mí ”.
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