Neuquén, Cipolletti,  Cinco Saltos, Rio Negro, Palermo, Vicente López, Buenos Aires... Y otra vez la Patagonia Argentina, a la que Sabina Tiemroth siempre regresa para volver a sus orígenes y contar mejor quién es y qué hace.

El viaje es parte de su historia para contar sobre su vida y su trabajo. 

Ella es artista y diseñadora textil, y su especialidad -su causa- es reciclar y reutilizar, crear desde la materialidad y seguir creando a partir del reúso de los materiales, sobre todo el textil.

También es Docente de Indumentaria Textil en una escuela secundaria Aula 21 donde comparte con jóvenes estudiantes su singular visión del diseño que también compartió con Puro Diseño desde su casa taller en Vicente López, desde donde recuerda su infancia en el sur del país.

Sabina Tiemroth se remonta a aquellos días, y a los caminos que recorría junto a su familia, del hogar a la escuela, y al trabajo de su padre, en la empresa química Indupa, para desandar su vida como diseñadora.

1.La mirada precisa. Donde había verde, extensiones de verde, árboles y bardas…  Sabina Tiemroth veía unos finos y coloridos hilados que se usaban en el sistema de espaldera, para aplanar y apuntalar las plantas.  

“Estudiando la carrera, me di cuenta que era remanente textil. Me encantaban esos pedacitos de tela de colores. Eran unos hilados bien chiquitos que sostenían la rama del árbol, y para mí eran muy bellos, tanto de colores como cuando quedaban desgastados por el tiempo, corroídos, o fusionados con lo natural”.

2.El despertar de la conciencia (ecológica).  Sabina Tiemroth creció en los años 90, cuando por fin empezaban a sonar más fuerte las voces ecologistas. Y ella recibió el llamado “Save The Planet” intensamente.  

“Tenía mis libros verdes de niña ecologista, y juntaba latitas y botellas para una campaña organizada por la escuela para reciclar y hacer bancos -recuerda- La escuela que recolectaba más ganaba algo. No sé, pero me acuerdo que yo salía a buscarlas, las cargaban en mi mochila, y para mí fue una obsesión”.

3.Forma y material. “Me defino como diseñadora artista, y parto principalmente de la materialidad”, dice Sabina Tiemroth.

Y su material es el textil con el que crea y recrea. “Me interesa trabajar el textil en su reutilización y en realizar como una especie de compostaje textil. Me di cuenta de que todo lo que yo hacía también generaba un propio desperdicio, y lo empecé a conservar y guardar en bolsas”.

4.Diseñadora se nace… y se estudia. Sabina eligió estudiar diseño durante su adolescencia, cuando ya dibujaba figurines, bocetos y prendas en unos cuadernitos que todavía conserva. Por entonces, ya hacía su propia ropa y accesorios, para ella y para sus amigas.  A los 16 años sus padres le regalaron una máquina de coser, y Sabina hizo de su vocación un estado de formación cuando empezó a estudiar corte y confección.

Más adelante, estudió y obtuvo el título de Diseño de Indumentaria y Textil en FADU, e hizo seminarios en el Centro Metropolitano, y sobre todo workshops sobre reúso, mientras trabajaba para una marca de sastrería.  

5.Diseño y Conciencia. “Siempre tuve curiosidad por el diseño. Me gusta diseñar, me gustan los objetos -cuenta entusiasmada Sabina Tiemroth- Pero soy muy consciente como diseñadora del rol que uno cumple: estoy creando algo en el mundo y me pregunto cuál es el impacto que tiene, a nivel social, personal, ecológico, económico, desde otros lados. Por eso elegí hacer un proyecto propio alrededor de eso”.

6.Reciclar y reutilizar. Sabina Tiemroth empezó reciclando y reutilizando su propio “exceso de producción”. Y más adelante, comenzó a trabajar con materiales de descarte más allá de su taller.

“Investigué de las industrias, sobre cuáles son sus remanentes y desperdicios, y hoy cuento con proveedores a quienes les compro el material. Cuando recibís una bolsa, primero hay que seleccionar, y luego separo sabiendo para qué va a servir cada cosa, pensando desde la materialidad para saber en qué puedo trabajarla”.  

7.El discreto encanto de la joyería contemporánea. La atracción por los objetos la impulsaron a estudiar joyería contemporánea. Jorge Castañón, fundador de La Nave, fue el referente y maestro del oficio para Sabina Tiemroth, que empezó un proyecto de joyería con una amiga y socia, en la que ella aportaba la parte textil y su compañera, la parte en metal.

“Trabajaba con remanente textil, con fibras surgidas de hojas de pinos, más el metal y alambre de alpaca oxidada”.

Juntas, fueron seleccionadas en un importante concurso de joyería contemporánea en Alemania, y más adelante organizaron la primera muestra de joyería contemporánea en Alemania, en 2014, convocando a otros artistas argentinos.

8.La edad del yeso.  En 2018, con la colaboración de otras artistas, Sabina Tiemroth comenzó a armar obras textiles grandes, cada vez más grandes. “Tenía una necesidad de expandirme en el espacio. El textil es tiempo, y en la escala en la que yo quería hacerlo era muy difícil -explica- Parte del remanente que utilizo se deshace, y yo quería reconstruir ese textil. Probé con un montón de materiales que ligaran, y el que más me resultó fue el yeso, lo que tienen los bastidores de los artistas”.

Aunque le costó incorporarlo como material aliado, lo adoptó para consumar su fusión de diseño textil y arte. “Al arte lo pienso en todos los sentidos”, afirma Sabina al frente de un mural hecho con telas recuperadas, cocidas y pegadas, que se puede ver tanto de frente como por detrás.

9.Crear y diseñar en comunidad. Uno de los últimos proyectos de Sabina Tiemroth es -junto a Telar Madre- la colección “Cruza” de almohadones, alfombras y cortinas que confecciona alineadas con tejedoras de Santiago del Estero como piezas únicas y limitadas.

“El relleno también es vellón recuperado -resalta- Trabajamos con una diseñadora emprendedora que desarrolló una máquina para desfibrilar textil, y nosotras usamos ese vellón para rellenar los almohadones, con telas que ya no tenían otros usos posibles”.

10. Sabina Tiemroth en su Cocun. Una de las creaciones más celebradas de Sabina Tiemroth son las luminarias de su colección “Cocun”. Son lámparas que empezó a idear y bocetar hace una década, mientras trabajaba con textiles que se fueron revelando en formas/amorfas.

El nombre “Cocun” surge de la forma que va haciendo el gusano de seda al tejer su capullo.  “Ilumina distinto en cada lado, y las más largas se pueden plegar, focalizarse y generar otros efectos”, explica Sabina su línea de lámparas textiles artesanales que -desde 2018- hace a pedido.

Texto: Juan Martín Cutro. Fotos: Elisabet Correa.

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