En la experimentación con tintes naturales para reemplazar las pinturas sintéticas hay mucho por hacer.
Recientemente el diseñador mexicano Moisés Hernández probó un tinte hecho a partir de insectos.
El resultado son estos colores vibrantes y súper atractivos que aplicó en su nueva colección de sillas, Grana.
Las sillas de madera de arce toman su color al ser sumergidas en agua caliente y en un pigmento hecho con cochinillas secas y pulverizadas, una técnica que se utilizó durante años para teñir telas en México.
Es una técnica prehispánica.
El diseñador creó seis colores diferentes, que van desde el rojo brillante y el naranja hasta el violeta y el rosa.
El uso de tinte de cochinilla en México se remonta al año 2000 a. C. En esa época los pueblos originarios que habitaban el estado de Oaxaca la cultivaban para obtener el ácido carmínico que se podía extraer de los cuerpos de los insectos para crear un pigmento en tono carmín.
Alternando el nivel de pH del tinte, el color se vuelve naranja, mientras que una solución más alcalina adquiere un púrpura intenso.
Las técnicas ancestrales cada vez son más estudiadas por los diseñadores contemporáneos en búsqueda de alternativas más sostenibles y menos industriales.
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