Siempre pintó cuadros, pero un día decidió llevar su arte a objetos. Pinta con acuarelas diseños propios que plasma en vasija de autor que visten la mesa. En la próxima edición de PuroDiseño muestra sus producciones.
El arte es alegría: en la mesa o en una casa. “No es lo mismo un hogar con las paredes vacías, que uno en el que haya cuadros, color y texturas. Y en la mesa pasa lo mismo”. Lo dice la artista plástica Male Clariá que lleva los dibujos pintados con acuarelas, que antes plasmaba en "arte para colgar", a platos, bandejas y ensaladeras.
Hace poco más de dos años se lanzó de lleno con Singular, un proyecto que ganó en identidad. Fue después de una cena con una amiga que la invitó a su casa y le mostró los platos que acaba de traer de Miami.
“Me enamoraron tanto que me dieron ganas de probar mi arte en objetos más funcionales. Hacer algo más práctico y utilitario, y dejar un poco los cuadros”. Ahí nomás se anotó en un taller de pintura sobre porcelana. Ya se había formado en pintura y dibujo (fue la especialidad con la que se recibió como artista visual) y había circulado por talleres de escultura, estampado artesanal, fotografía y serigrafía. Le interesa explorar diferentes técnicas.
Así nació Singular. Y aunque pinta desde que se recibió, ahora que sus hijos crecieron (el más chico tiene 11 y el mayor tiene 18) lo hace con más método. “Antes pintaba cuando podía, en los ratos libres, pero no tenía stock y exponía, también, si me quedaba tiempo. Y si alguien me encargaba un trabajo para dentro de una semana, no podía comprometerme”, comparte.
Hoy su rutina es completamente diferentes: bien temprano a la mañana, apenas deja a los chicos en el colegio,se sumerge en su taller, en San Isidro. El resto del día, aprovecha para organizar los seminarios que dicta y se ocupa de mantener activas sus redes. Que lleva tiempo. “IG es una vidriera para el que trabaja desde su casa. Antes si no exponías en una feria no te veían”, cuenta.
"Al principio dibujaba cien por ciento a mano con plumín o pincel y después horneaba cada pieza (primero lo llevaba a un taller que me prestaba el horno y después me compré uno propio) . Pero un plato me llevaba cuatro o cinco horas de dibujo y no me rendía". Investigando, encontró los calcos, que le permite mantener diseños propios y acelerar la producción, sin que deje de ser un proceso artesanal. Los bordes los sigue pintando ella. "Me gusta que cada objeto tenga esa marca".
¿De dónde surgen los motivos?: siempre de la naturaleza que es fuente de inspiración. De hecho, los peces que aparecen en su obra, nacieron de un paseo con sus hijos por Temaiken. Cada uno contiene una trama diferentes. Lo cual hace que pueda crear con libertad. Dibujo los colores y me relajo. "Es súper terapeútico".Además de apasionante y bello.