Contar una historia sincera, detenerse en los tonos y en giros dramáticos que suelen aparecer casi por accidente. A partir de lo involuntario. Como en una película. Cecilia Capisano crea joyería contemporánea pensando en que cada colección tiene su voz. Para ella el diseño tiene que ver con la síntesis conceptual, no sólo con la estética o lo morfológico. "¿Qué quiero comunicar y para qué?" se pregunta ante cada serie preciosa. Después viene el cómo. "Cómo voy a contar esa historia". Qué lenguaje se lo va permitir.
Capisano se recibió de diseñadora gráfica (de la Universidad Nacional de Buenos Aires) y se formó en guión cinematográfico. Sus piezas, dice cuando piensa retrospectivamente, tienen esa impronta. "Aprendí a trabajar la síntesis conceptual, generando atmósferas y climas".
A veces una pieza se revela a partir de un material, pero muchas veces es al revés. La mayoría. Aparecen en lo inesperado, en lo imprevisto. En el error. Trabajando el cuero, por ejemplo, encuentra una manera novedosa de trabajarlo. Por eso se resiste a los cursos, confiesa. "Siento que condicionan mi espontaneidad porque te enseñan el buen uso de un material y después hay que esforzarse mucho para romper lo aprendido. Me siento más cómoda creando desde la intuición. Los aciertos suelen nacer desde el error, el accidente- Es en ese punto de giro cuando aparecen la voz propia".
En resina, cemento o bronce, ca pieza de joyería tiene su propio disparador. Un eje en el que interrumpe la historia.
"Menos puede ser más, pero también lo contrario". Del amor a los objetas antiguos e inspirándose en los picaportes de las puertas de la época, pero con licencias contemporáneas. Material: bronce.
Esculturas, dijes o módulos colgantes creados a partir de la simbología religiosa. Cada pieza remite a lo espiritual. La resina remite a la transparencia. También aparece el bronce, ceras, plata y cauchos como materiales. La pieza que lleva el cristo bifaz en su centro fue la seleccionada como finalista del reconocido premio Schmuck, en Munich (Alemania)
Trabajar un material representativo de nuestra cultura (el cuero) en contraposición con la grandilocuencia Hispana, intentando articular estos conceptos opuestos en gargantillas y dijes contemporáneos. En las piezas contrasta la pomposidad con la austeridad. La colección cuenta con el Sello del Buen Diseño Argentino.
La corteza de los árboles que funciona como piel. La naturaleza nos contiene.
Un brindis con los vestigios del pasado. La colección, en resina y cemento, surgió a partir de la puesta en valor de la Confitería El Molino, bajada en gargantillas o anillos.