Es un auto, es una lancha, es un mini coche de golf… ¿Qué es? ¡Es el auto anfibio argentino!
A fines de los años 70, por encargo de la firma VESA (Vehículos Especiales Sociedad Anónima), el Centro de Proyectos Avanzados de Diseño (CEPAD) desarrolló un automóvil todoterreno para uso agropecuario y en situaciones de desastres naturales.
La particularidad del curioso vehículo es que se trataba de un auto anfibio, con una idea de diseño sorprendente para la época.
La propuesta del estudio líder en construcciones antárticas –dirigido por Mario Mariño, Héctor Ferrari y Pedro Backis– contaba con una carrocería monocasco de PRFV para garantizar su estanqueidad y su hermeticidad.
El auto anfibio tenía seis ruedas angostas con neumáticos de la serie Fate Topadora y una base mecánica de Renault 6 adaptada especialmente para tener tracción en cada una de las ruedas, según indica el informe de IDA, la fundación sin fines de lucro dedicada a la investigación, recuperación, conservación, difusión y puesta en valor del diseño nacional.
Al verlo medio siglo después llama la atención ver que su estructura externa resulta similar a los nuevos mini coches eléctricos que las compañías automotrices top empezaron a presentar en los últimos tiempos.
Como los prototipos y primeros modelos de coches urbanos del siglo XXI, aquel auto anfibio argentino que data de la década de 1970 tenía también un peso reducido y su longitud le permitía desplazarse sobre suelos pantanosos e inundados, por entonces solo aptos para camiones militares.
Fue una auténtica proeza del ingenio y diseño argentino.
El antecedente: el auto anfibio Amphicar
En 1961, apareció en Alemania, y se vendió en Estados Unidos hasta 1967. Su slogan: “El auto que más corre en el agua y el barco que mejor navega en tierra firme”. Pero fue un resonante fracaso comercial.
Esa fue la breve historia del auto anfibio llamado Amphicar nacido para cumplir una fantasía de la ciencia ficción y con la idea de hallar una versión civil al modelo anfibio desarrollado por Volkswagen para el ejército alemán, llamado Schwimmwagens.
El diseñador alemán Hans Trippel se propuso poner a flote un automóvil convencional, y su invento no pasó de ser una extravagancia para la anécdota.
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