Cuando el arte busca representar el agua pura, natural y cristalina la revaloriza, deja al descubierto su belleza y la importancia de su cuidado.
El artista americano Dylan Martinez logra esculturas transparentes, hechas con vidrio, que deslumbran al mundo entero.
Su obra explora los límites de la percepción a través de la manipulación de la luz, el espacio y las propiedades físicas del vidrio.
Estudió con maestros artesanos, expertos en el vidrio veneciano en Murano, en Italia.
Su última colección H20 Si02 se inspira en las ausencias posibles encerradas dentro de las bolsas que suelen contener peces, permitiendo al espectador imaginar su propia criatura en el interior o reflexionar sobre su ausencia.
El vidrio se funde a más de 3300 grados F y se hace girar en los extremos con una barra de hierro. Las burbujas de aire emulan el oxigeno del agua.
Enamorado de los mares y paisajes australianos, el artista Ben Young hace unas esculturas prismáticas que permiten descubrir la imponencia natural.
Young fusiona el vidrio y el hormigón y a través de estos materiales expone la geografía marítica.
Su propia experiencia como surfista y navegante le sirvieron para dar lugar a estas obras conmocionan.
Cada pieza es trabajada con mucho detalle: dibujada, cortada y ensamblada de manera manual.
Traduce lo que ve en esculturas tridimencionales, cambiando el punto de partida, pero siempre expresando, casi con dramatismo, la belleza del océano.