Los temores que surgen ante la posibilidad de desarrollar una idea que nos entusiasma pueden ser paralizantes. Mirarlos de frente y darles batalla es la única manera de atravesar la meta. Animate a dar el salto. Por Sole Assandri, ingeniera industrial y consultora de emprendedores
Cuando pensamos en llevar adelante un proyecto propio suelen aparecer un montón de temores: ¿y si no gano lo suficiente para mantenerme?; y si de repente, todos mis clientes deciden dejar de comprarme; ¿si mi producto no gusta y pierdo todo el dinero y el tiempo que invertí?.
El miedo es una emoción básica y primitiva, nos protegía del peligro de morir. El problema es que hoy en día no nos persiguen criaturas con dientes filosos, pero el miedo se quedó con nosotros. Ahora nos previene de catástrofes que existen en nuestra mente. Seguramente estas catástrofes tienen una cuota de probabilidad, pero la consecuencia es la desoladora inacción. Para conseguir las cosas que más deseamos en la vida no hay otra que enfrentar nuestros miedos.
Emprender es tomar riesgos a diario y el riesgo viene de la mano del miedo. Pero solo los que están dispuestos a arriesgar son los que consiguen rebalsar sus objetivos y crear realidades asombrosas. ¿Te animás?
No te creas especial. Todos sentimos miedo. Todos. Creer que vos no podés porque tenés miedo, es poner una excusa para no actuar. La victimización nunca es buena consejera, hacerse cargo de que el miedo nos está paralizando es el primer paso para vencerlo.
Dudá. Tenemos la tendencia a dudar de casi todo, pero solemos dar a los miedos por ciertos. Hacé lo contrario, ponelos bajo la lupa y sometelos a prueba. Ayuda hacerte algunas preguntas: ¿qué tan probable es lo que temo?, ¿si llegase a pasar eso, qué tanto pierdo?, ¿alguien que yo admiro dejaría de hacer esto por miedo?, ¿alguna vez sentí este miedo y después no pasó nada?
Enfocate en la recompensa. La mejor manera de atravesar situaciones que nos atemorizan es tener siempre presente lo que nos espera al otro lado del miedo. Darle significado a nuestros actos es lo que nos pone en acción, a pesar de las excusas que tengamos para no hacerlos.
Festejá. Una vez que hayas logrado atravesar el miedo, celebralo: salí a cenar, comprate algo que querías. Guardá en tu memoria esas victorias como medallas, recordalas cada vez que tengas que enfrentar un nuevo miedo. Si ya lo lograste una vez, vas a ser mucho más propenso a animarte de nuevo.
Acostumbrate. Emprender te desafía todo el tiempo a hacer cosas nuevas. La clave está en reconocer que el miedo es solo una emoción y actuar a pesar de ella. Hacé con miedo: el nivel de satisfacción de lograr lo que querés (aunque te aterre) es gigante.
