Pasa de modo viaje a modo urbano sin escalas, es 100 % eléctrico y se adapta a los gustos y necesidades del conductor
¿Te imaginás un auto que pueda cambiar de forma en un segundo para adaptarse a las necesidades del usuario?: la marca francesa Renault desarrolló un auto eléctrico que cumple esa fantasía. Es eléctrico y se puede expandir físicamente.
El modelo se llama Morphoz y logra la metamorfosis a partir de una carrocería de tipo extensible, en principio en dos posiciones. Una forma más corta de auto urbano y una más larga y cómoda para viajar.
La versión para todos los días y moverse dentro de la ciudad mide 4,40 metros de largo y en modo viaje llega los 4, 80 metros de largo. Así suma un espacio adicional, perfecto para estirar las piernas y cargar dos valijas más.
Otra de las ventajas del auto que cambia de forma es que se puede agregar una batería adicional que amplia la velocidad del auto.
Cuando el auto no está en uso las baterías se pueden aprovechar para cargar electrodomésticos o cualquier objeto que necesite electricidad para funcionar.
Como si estuvieran conectados, conductor y máquina, el auto utiliza sensores para reconocer al pasajero cuando se acerca: activa una secuencia de luces en las puertas y, como si le diera la bienvenida, las puertas se abren y cierran automáticamente.
De hecho el auto que cambia de forma no necesita llave: se accede y se controla desde un teléfono inteligente que funciona como llave digital.
Es un auto sustentable: está pensado para que no haya un sólo conductor. Los conductores recibirían un código de desbloqueo que les da acceso para usarlo durante un tiempo determinado.
El interior muestra un deslumbrante amarillo flúor y toda la cabina está recubierta en madera. El asiento se adapta automáticamente a la altura y peso del conductor (como el fabuloso modelo de Hyundai) y la iluminación se ajusta a sus preferencias.
La tecnología incorporada permite que se procese, en tiempo real, la información de los sensores externos, que reemplazan los espejos de las puertas convencionales y detectan la presencia de peatones o ciclistas.
El auto que cambia de forma, además está pensado para que acceda y sea controlado a través de un teléfono inteligente, que funciona como una llave digital.
Desde ese mismo teléfono se pueden vincular algunos datos para personalizar acciones y sintonizarlas con el gusto del conductor: se arman listas de reproducción de música o sugerir destinos populares.
Este asistente de inteligencia artificial se puede controlar tocando las pantallas y la consola, con gestos manuales o con la voz del usuario.
Cerca del volante, la cabina integra una pantalla que muestra la información de manejo y seguridad, y se vuelve multimedia cuando está en modo de conducción autónomo.
Una nueva innovación de la industria automotriz en la que la necesidad del usuario es protagonista.