Para diseñadora de ropa interior, Paula Amerí, crear implica proponer distintas maneras de hacer. En cada colección que piensa para su marca, Marlot, las prendas buscan formar parte del propio cuerpo.
La marca de lencería y trajes de baño, Marlot, pondera el color y la forma. Sus prendas delicadas participaron de la última edición de PuroDiseño, como parte del Camino Emprendedor, de Nación Emprende.
"El diferencial de su marca, no duda Paula Amerí, es pensar el cuerpo como combinaciones de volúmenes, dando así muchas posibles combinaciones y formas"
"Pensamos las prendas en pos de esas formas, tratando de acompañarlas sin modificar, interviniendo lo menos posible en la fisionomía del cuerpo", comparte esta emprendedora que empezó a desarrollar su proyecto allá por 2014. Al principio, como una sub marca de otra que lideraba.
"Cada prende debe sentirse dentro del cuerpo como un guante, habitarse desde adentro, entender el cuerpo físico como el envoltorio de la vida. Por eso nuestros conjuntos no molestan, no lastiman y además son duraderas", reflexiona. Esta última aptitud es clave para el cuidado del planeta, pero además potencia los lazos de cuidados de la persona con el producto.
Emprender, en su caso, significa "proponer una manera personal de encarar el trabajo y buscar siempre una forma diferente de enfrentar las incertidumbres"
Esta emprendedora se acercó a Nación Emprende con una expectativa ambiciosa que por fortuna se cumplió. "Tenía la convicción de que una inyección de dinero iba a mejorar mi producción y a ayudarme a expandirme un poco más al interior del país. Y así fue. Estoy chocha con la asesoría y la ayuda brindada por la institución", resalta Amerí, que no está ajena a los embates de la economía.
"La falta de consumo interno y la inestabilidad económica hace que muchísimas veces no sepamos los precios de las cosas y lo números de referencia. Las reposiciones son inciertas por los precios cambiantes mes a mes". Pero hay más.
"Tanto en Argentina como en el mundo, la comunicación efímera y el consumo fast de la imagen, obliga al diseñador a ser un buen comunicador". Implica también otros desafíos que, en su caso, se convierten casi en lemas: "no hacer por por hacer, pensar para proponer, salir del piloto automático de lo rápido de la industria y hacer con criterio, felicidad y sinceridad".