Cuando los diseñadores ponen su creatividad en este objeto cotidiano las escobas dejan de ser un producto que se suele querer esconder. Por el contrario, se convierten en verdaderas piezas de deco design. Basta hacer un rápido repaso por algunas de las reversiones más atractivas en el mundo del diseño para comprobarlo.
Los estudios de diseño se concentraron en los tres elementos principales que integran el producto para buscar alternativas estéticas y funcionales: las cerdas (utilizadas para barrer), una pieza de unión y el mango, que puede ser distintos materiales. A veces, suman un elemento que permite colgarlo.
El estudio de diseño sueco italiano, GamFratesi, exploró las funcionalidades y consiguió un cepillo que combina crin natural (con un porcentaje de fibras sintéticas para mantener la rigidez) y le agregó un gancho circular para que la escoba sea colgada cuando no está en uso.
En este último elemento se centró el estudio. La apertura tiene una doble función y mejora el propósito general: el agujero permite colgarla de la pared pero también ser transportada con facilidad.
Los diseñadores interpretan las piezas mundanas con un lenguaje minimalista y respetando la tradición y asociaciones únicas.
El ceramista y diseñador Ole Jensen, desde su estudio en Copenhague, también resignificó la escoba en estas mini piezas perfectas para barrer polvo y eliminar suciedades a pequeña escala. Construyó una pieza plana de plástico que ocupa poco espacio y es fácil de ser trasladada de lugar en lugar
La mini escoba de Jensen está hecha de cerdas naturales y madera.
El diseñador industrial Poh Liang Hock diseñó un escoba de pie capaz de plegarse. El creativo se ocupó de que el objeto gane en independencia y estabilidad. Pensó una escoba que gracias al pliegue del cepillo quede rígida, sin necesidad de apoyo. Tiene, además, un diseño de lo más elegante.
La escoba plegable se puede fijar en posición horizontal gracias a la base plana que se apoya en el suelo cuando no se usa.