Un grupo de osos de peluche “conversan” en una mesa en la vereda, en uno de los más clásicos cafés parisinos.
La imagen protagonizada por los simpáticos Teddy Bears parece sacada de un cuento para chicos. Pero se trata de una intervención urbana en la capital francesa que simboliza el estado de situación ante las restricciones y el encierro que provoca un nuevo brote de coronavirus.
Lo que empezó con una perfomance aislada hace algunos meses, hoy es una atracción diaria en un paseo por las calles de París.
Porque los enormes Teddy Bears de peluche son los nuevos amos y señores de sus cafés, bares y restaurantes, y testigos silenciosos de los salones vacíos y de los empleados que sacan pedidos a domicilio de los espacios gastronómicos alguna vez colmados de clientes fieles y turistas que llegaban de todo el mundo.
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