El director estadounidense falleció el pasado jueves a los 78 años. En esta nota repasamos su legado y le rendimos homenaje a su última gran creación: una instalación espectacular en el icónico Salone del Mobile.
El jueves 16 de enero, el mundo del cine y el arte perdió a uno de sus genios: David Lynch. Con 78 años, el director estadounidense dejó un legado imborrable a través de obras icónicas como Twin Peaks, El camino de los sueños, Duna y Terciopelo azul. Su estilo surrealista, cargado de simbolismo y oscuridad, marcó generaciones y redefinió el cine como un espacio de introspección y desconcierto.
Aunque Lynch era conocido principalmente por su trabajo en la pantalla grande, su influencia trascendió los límites del cine. Y en 2024, el maestro del misterio sorprendió con un proyecto en el mundo del diseño: una instalación en el Salone del Mobile de Milán en el marco de Milan Design Week.
El Salone del Mobile no es precisamente el lugar donde uno esperaría encontrarse con la mente detrás de Twin Peaks. Pero en 2024, Lynch dejó su huella en la feria con la instalación "Thinking Rooms/Interiors" by David Lynch ("Interiores de David Lynch. Una sala para pensar").
Más que un espacio, podríamos decir que se trató de una experiencia inmersiva diseñada para invitar al pensamiento y la introspección en medio del bullicio de la feria.
En colaboración con el estudio de arquitectura Lombardini22, el artista creó dos salas gemelas de perímetro curvo, revestidas de espejos y equipadas con pantallas gigantes que proyectaban escenas de sus películas.
Estas salas, con su diseño minimalista y paleta de colores “lynchianos” -rojo, negro, azul y dorado-, transportaron a los visitantes a un universo donde el mobiliario y la escenografía cobraban vida propia.
Fiel a su estilo, Lynch no dejó nada al azar. Los interiores estaban ocultos detrás de gruesas cortinas azules y, en el corazón de una de las salas, una silla de madera gigante invitaba a los espectadores a sentarse, tomar papel y crayones y dejar volar su imaginación.
Este gesto simple pero significativo, reflejaba la filosofía del director: un llamado a detenerse, pensar y conectarse con uno mismo.
Entre relojes, espejos y otros elementos simbólicos, cada rincón de la instalación era un tributo al lenguaje visual del cineasta, donde los objetos no eran solo decoración, sino protagonistas con historias que contar.
Como dijo en su momento el curador Monda: “La escenografía y el mobiliario no son un telón de fondo. Con Lynch, tienen su propia personalidad”.
David Lynch no solo fue un maestro del cine. Fue un creador en todo el sentido de la palabra. Desde la gran pantalla hasta una silla de madera en Milán, sus obras invitan a mirar más allá de lo evidente y encontrar belleza en lo extraño.
Su instalación en el Salone del Mobile, no fue solo parte de un evento de diseño sino también un recordatorio de que, incluso en el caos, siempre hay espacio para pensar.
Fotos: Salone del Mobile.