La angustia. La imaginación. La verguenza. El arte. La madurez. El talento. Los millennials. La curiosidad y el riesgo. La ideología. El humor y el deseo. La espontaneidad: tópicos que estos tres diseñadores gráficos y docentes y autores de "Conversaciones sobre diseño y creatividad", evidencian a partir de una serie de conversaciones que se van entretejiendo unas a otras . Durante más de un año, Ezequiel Cafaro, Pablo Acuña y Natalia Pano dialogaron con especialistas en distintas disciplinas buscando contrapuntos, contradicciones y reflexiones profundas sobre los procesos y la cotidianidad del oficio. El resultado fue esta compilación de charlas (episodios creativos) que presentan en dos volumenes. El primero lo lanzaron en 2017 (y se agotó, y el segundo, está disponible desde mayo en su site disenioycreatividad.com.ar. En este último volumen lo interdisciplinar aparece con ímpetu desde la psicología, las letras, el periodismo, la fotografía y la música. No hablan ellos, claro, lo hacen los entrevistados. Está el fotógrafo Marcos López y también Susana Saulquin, socióloga especializada en moda; también el músico Sami Abadi y creador textil Martín Churba. El ilustrador Patricio Oliver y algunos diseñadores gráficos como Martín Gorricho o Fabián Trigo. Ahora sí, les toca hablar a ellos.
Ezequiel Lo entiendo porque a mí también me sucede: pienso que es una palabra que se vació de sentido, como “innovación” y “sustentable”, debido al mal uso que se le asigna, ligado siempre a instrumentos más relacionados al marketing y no a la poesía o al arte. Entiendo que a veces los diseñadores tratamos de escaparle a las definiciones y etiquetas, aunque muchos de los entrevistados opinan lo contrario y no tienen problema en etiquetarse y jugar con eso. Es parte del atractivo del libro: la diversidad de ideas y caracteres fue buscada y puesta en primer plano como un valor. La contradicción para mí es también un valor.
Natalia. Al contrario, creo que el término se llenó de sentido. Nuestro libro precisamente pone en evidencia ese carácter polisémico de la palabra. Entiendo que eso es lo que genera incomodidad. Como cada uno puede asignarle significados que son diferentes, hay como una falta de precisión que molesta a la hora de autodefinirse o de definir el trabajo que uno realiza.
"Hace muy poco una estudiante de diseño nos contó que estando a punto de dejar la carrera, leyó el volumen 1 del libro y pudo descubrir que varios profesionales tenían las mismas inquietudes y problemas que ella en sus procesos. Se sintió un poco más aliviada y eso la animó a continuar"
Pablo Acuña
Ezequiel. Digamos que los puntos de partida de un artista y un diseñador son diferentes. El primero no necesita cumplir ningún requisito o pedido formal, digamos, está librado a lo que podríamos llamar inspiración, nace desde adentro. Los diseñadores, en cambio, solemos partir de una necesidad, de un producto que desarrollar, de un problema a solucionar. Si bien la solución puede ser más poética o más comercial, siempre arranca desde un pedido externo (aunque diseñemos para nosotros sigue siendo un pedido externo). En ambos casos las similitudes que encuentro es que tanto unos como otros nos obligamos a empezar por algún lado: desde la intuición, desde la teoría, o desde un sistema de investigaciones. Lo que encuentro en común es que todos nos mantenemos en movimiento, nunca estamos estáticos.
Pablo. Es un tema muy interesante y por eso convocamos tanto a Elisa Estrada como a Diego Bianchi que tuvieron formación en diseño gráfico y que actualmente se desarrollan como artistas. Ambos utilizan muchas veces procesos proyectuales del diseño para la elaboración de sus obras.
Natalia. Otro de los tópicos recurrentes fue el de los bloqueos creativos. Algunos hablan de bloqueos emocionales, otros de bloqueos perceptuales o culturales, pero en todos los casos se hace presente el fantasma de la inhibición vinculada al proceso creativo: la hoja en blanco. Igualmente, no todos consideran que haya complejidad a la hora de crear. Para varios de los entrevistados la creatividad es una cualidad innata y, por lo tanto, fluye.
Ezequiel. El primer volumen del libro tiene un listado de palabras en la tapa. Empieza con la palabra “angustia” y termina con la palabra “deseo”. De la angustia de la página en blanco al deseo de llenarla con algo. Como nos cuenta la psicóloga Patricia Ramos: 'Cuando todo cierra, se acabó el descubrimiento, la posibilidad de seguir encontrando algo. Para el psicoanálisis, la satisfacción y el placer no están en el final, sino en el recorrido, en la búsqueda de algo, en el proceso de conquista'.
Natalia. bueno… suele decirse que el deseo es el motor de todas las cosas. Un proyecto, ya sea de arte o diseño, que no nos motiva desde el principio empieza mal.
"La falta de motivación, también es un bloqueo para la creatividad"
Natalia Pano
Ezequiel. Algo que nos distingue, y es una obviedad a esta altura, es la capacidad de resolver las situaciones más insólitas. En cualquier lugar del mundo hay diseñadores muy competentes, talentosos y admirables, pero acá tenes que resolver desde la falta. Y si uno sabe utilizar esa limitante puede ser muy enriquecedor. El arquitecto Luciano Kruk, cuenta en el libro que 'tener poco presupuesto te obliga a ser creativo. Tenés que romperte la cabeza para lograr ciertos resultados con el desafío de la escasez. Para mí, cuanto más alto es el presupuesto, seguramente menos creativo serás'
Pablo. Martín Churba también cuenta cómo su proceso creativo y productivo están atravesados por las diferentes coyunturas económicas del país. El contexto deja rastros y habilita soluciones o propuestas que, de no ser por eso, claramente serían diferentes.
Natalia. Sí, lo hay, pero ese saber hacer argentino es tan diverso y amplio como nuestro territorio. Es muy difícil resumir “lo argentino”. Coincido con que un rasgo que nos distingue a los diseñadores argentinos es nuestra versatilidad –como decían Pablo y Ezequiel– para adaptarnos a las diferentes vicisitudes de nuestro contexto, como las crisis económicas... Pero más que intentar caracterizar al saber hacer argentino, nos interesa ponerlo en valor. Nuestro libro tiene un poco esa ambición. Existe muy poca literatura sobre la disciplina publicada en nuestro país y creemos fundamental que el diseño también tenga su registro escrito por y para referentes locales, especialmente considerando la consolidación que ya tiene la disciplina en nuestro país y la existencia de gran cantidad de personas y profesionales referentes en el campo con vasta trayectoria y que han marcado hitos en la historia del diseño argentino.
En cualquier lugar del mundo hay diseñadores muy competentes, talentosos y admirables, pero acá tenes que resolver desde la falta. Y si uno sabe utilizar esa limitante puede ser muy enriquecedor"
Ezequiel Cafaro
Ezequiel. Creo que nos reconfiguró la manera de ver nuestra profesión. Nos hizo dar cuenta que, además de diseñadores, tenemos vocación de divulgadores. Yo doy clases en FADU–UBA hace más de 20 años. Empecé a enseñar (o tratar de) antes que a trabajar de diseño. Siempre consideré la docencia como una vocación pero esto es distinto, llega a otro nivel porque está orientado a estudiantes y a colegas. El estudiante lo toma como material de estudio o referencia (aunque es un libro que está editado, escrito y diseñado pensando en un público que no acostumbra a leer) y el colega también lo toma por un lado por lo mismo y por otro para conocer otros colegas y entender cómo piensan. Hay tan poco material sobre diseñadores argentinos escrito que sentimos que estamos abriendo puertas.
Pablo. También son muy enriquecedoras las situaciones y eventos que se desarrollan alrededor del libro ya impreso. Nos gusta conversar con nuestros lectores y sus devoluciones. Hace muy poco una estudiante de diseño nos contó que estando a punto de dejar la carrera, leyó el volumen 1 del libro y pudo descubrir que varios profesionales tenían las mismas inquietudes y problemas que ella en sus procesos. Se sintió un poco más aliviada y eso la animó a continuar. Hoy ya terminó la carrera y está estudiando un posgrado. Realmente, uno no se imagina hasta qué lugares puede llegar el libro una vez impreso.
Natalia. Como en todo proyecto que uno hace por primera vez, uno aprende muchas cosas: aprendí a entrevistar, a escribir mejor, a reconocer cuándo un texto no está bien redactado, a interactuar con editores y correctores desde un lugar distinto a los habituales (el del diseño o la docencia), aprendí nuevas formas de encarar el trabajo en equipo y a crear y ser creativa en otro ámbito: el de la edición independiente. La producción del libro nos permitió afianzar nuestras ideas y lograr cierta legitimación en nuestro campo. En cuanto al contacto con los creativos –o creadores, en palabras de Martín Churba– nos permitió conocer más a fondo a personas que admiramos, que respetamos, y también que ellos nos conozcan a nosotros. En cierto modo, nos permitió ampliar nuestra red de conversaciones.
Los lectores la acrecientan a partir de la lectura.