Micaela González, María Florencia Di Salvo, Giselle León, Ana de Montmollin y Lucía Tesoro se hicieron muy amigas cursando la carrera de Diseño Industrial en la Universidad de Buenos Aires y antes de terminar ya sabían que querían orientar su tesis de grado a un proyecto que tuviera real impacto social.
Investigando, llegaron al braille. Así, bajo su marca Braillear, desarrollaron un teclado con 6 botones (los necesarios para generar todos los caracteres en braille) y una impresora.
En 2018 las cinco se recibieron y continuaron con la idea más allá de la facultad. Las respuestas fueron tan positivas que las alentaron a seguir. En sus redes sociales (@braillear) comparten los avances de su proyecto y también información para generar inclusión y acercar la problemática al público general.
El año pasado participaron del Bootcamp de prototipado que organizó UBA Emprende y acaban de ser seleccionadas para participar del Brain Chile, un programa de aceleración de start ups, organizado por la Universidad Católica de Chile, que les permitirá recibir financiación y mentorias muy enriquecedoras.
Braillear desarrolló un teclado que sirve para el aprendizaje de letras y números, pero también para escribir textos largos, permitiendo, por ejemplo, tomar de apuntes. La impresora posibilita imprimir en braille y traducir textos convencionales.
"Al conectarse con dispositivos digitales (como computadoras o celulares) permite la comunicación escrita entre personas que utilizan braille y las que no, en un ida y vuelta donde se igualan las condiciones y oportunidades para que no tengan que resignar el lenguaje escrito", cuenta Florencia Di Salvo.
Por ahora, cuentan con prototipos funcionales de los dos productos y están mejorando la programación y evaluando cuestiones de materiales.
"Si todo va bien esperamos salir al mercado con el teclado el año que viene. Para la impresora vamos a tener que esperar un poco más. En un principio venderemos a través de nuestra página Web, pero no descartamos otros canales. Estamos en continuo cambio y crecimiento", comparte Lucía.
Lucía: principalmente por dos motivos, el primero es que genera impacto social, que es algo que siempre nos interesó poder lograr desde el diseño industrial, que es nuestra disciplina. Por otro lado, todas nos recibimos hace relativamente poco y buscando nuestro camino laboral nos dimos cuentas que los trabajos disponibles en el mercado no se orientaban a cosas que nos interesaban hacer. Con Braillear las metas y objetivos, el perfil que deseamos darle depende de nosotras, y si bien no es fácil, cada logro es un orgullo enorme.
Florencia: nuestro objetivo máximo sería llegar a toda Latinoamérica, que es la segunda región en el mundo con mayor porcentaje de personas con ceguera, después de África.
Casi no existen productos que fomenten el uso del braille y los que hay son importados, muy caros y muy poco atractivos. Hay una constante que existe en los productos para la gente con discapacidad y es que cumplen sus funciones pero no son estéticos. Con Braillear más allá de cumplir su función, buscamos generar un objeto de deseo, algo que todos quieran tener y les guste usarlo y compartirlo con los demás.
Nuestro objetivo es acercar este lenguaje tan fundamental para las personas con discapacidad visual a la mayor cantidad de personas posibles para que estén más comunicados y así poder generar una verdadera inclusión.