Cuando vida laboral y sentimental van de la mano, hay algunas cosas que hay que tener en cuenta para que llevar adelante un proyecto en pareja resulte más sencillo… o menos complicado.
No hay reglas, ni SI ni NO, para llevar compartir de a dos un proyecto laboral y un negocio. Pero sí hay circunstancias que no se pueden perder de vista cuando una relación pasa a ser 24/7 también en el terreno laboral y en la productividad.
Si vas a trabajar o poner en marcha un proyecto en pareja, hay que “reinventar” tareas, habilidades, roles y formas de comunicarnos en función de este objetivo y de nada más. Es decir, no dar por sobreentendido que el proyecto que se pone en marcha en pareja significará una repetición de la historia de la relación.
Hacer algo juntos por primera vez también es una manera de “renovar” el vínculo y crecer como pareja, ahora una dupla de dos emprendedores con una misma meta. Y en el camino ambos volverán a “redescubrirse”.
Entre ambos, surgirá una nueva relación identificada con la construcción de un vínculo laboral. Y, otra vez -como en el principo de la relación- que la expectativa no eche a perder la realidad.
Para estar juntos, hay que “separarse”. Mejor dicho, la pareja que lleva adelante un proyecto compartido como socios y compañeros de trabajo debe separar cuestiones laborales -incluyendo discusiones- con las de la pareja.
Diferenciar roles es uno de los mayores desafíos al respecto, y si no sucede natural y espontáneamente, deberemos ir construyéndolo en armonía, con tiempo, esfuerzo y paciencia. Porque cuando los roles no están claros, se mezclan tareas y confunden emociones que generan problemas en el trabajo primero y en la pareja después.
Ser flexibles, escucharnos, debatir y decidir juntos. Todo tiene que ver con afrontar juntos situaciones de cambio, con tolerancia, mucha comunicación y “escucha activa” hacia lo que el otro tiene para aportar.
Tener miradas diferentes sobre un proyecto puede resultar enriquecedor, y dicen que el crecimiento de un negocio se nutre más de la diversidad que de la homogeneidad de visiones. Y es cierto.
Otra vez, estas conversaciones y debates sobre el proyecto en común deben ser diferentes a la de una charla o discusión de pareja.
Algunos tips finales: Poner horarios y, sobre todo, límites para que el proyecto o trabajo compartido no invada la vida en pareja. Y, sobre todo, organizar, repartir y dividir tareas que necesariamente se hagan individualmente y que promuevan la autonomía en la unidad.
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