Es directora de arte, diseñadora gráfica, artista plástica, especialista en papercutting e instalaciones de papel. Ahora está inmersa en el Reino Mágico de Disney como realizadora de la utilería y creadora de las fantásticas sombras del musical sensación de la apertura de la temporada teatral porteña de 2024.
Todo comenzó con un ratón… Y 100 años después, todo vuelve a empezar -en cualquier momento, en cualquier parte- con algo nuevo de Disney. No importa cuando leas esto.
Y lo más nuevo en 2024 -el suceso de la temporada teatral del verano en Buenos Aires- es “La Caja Mágica”, un musical que se estrenó internacionalmente en nuestro país, y con la creación y participación de cientos de artistas locales.
Entre ellos y ellas, Johanna Wilhelm -directora de arte, diseñadora gráfica y artista plástica- diseñó y realizó la utilería de toda la obra. También creó las fantásticas marionetas de sombras de los personajes Pepe Grillo y Bambi que fueron utilizados en las filmaciones de las sombras, una de las experiencias visuales más fascinantes que propone “La Caja Mágica”.
Es la primera vez que Johanna Wilhelm trabaja en un proyecto de la factoría de Walt Disney. Pero para la especialista en papercutting y el lenguaje de las sombras y siluetas en movimiento, reconocida por sus puestas en escena para teatro y conciertos en vivo que combinan arte, diseño audiovisual, iluminación y proyecciones, el pasaje del sueño a la realidad de formar parte de “La Caja Mágica” duró lo que tarda el polvo de hadas en desvanecerse.
“Me llamaron para sumarme al proyecto Ariana Fernández de Disney, con quien hace mucho tiempo teníamos ganas de trabajar, y Felipe Gamba Paredes, Productor General a cargo del desarrollo creativo del musical para Disney Theatrical Group”, cuenta Johanna Wilhelm a Puro Diseño.
Ella venía de codirigir la obra infantil “El hombre que perdió su sombra” en el Teatro Cervantes (ganadora del Premio Hugo, el Premio Teatros del Mundo y el Premio Nacional, otorgado por el Ministerio de Cultura). Y apenas recibió el llamado puso talento y manos a la obra junto con un equipo multidisciplinario de creativos con quien compartió el proceso integral del trabajo coordinado por Ann Myers de Disney.
“Me siento afortunada de haber podido plasmar el trabajo que vengo haciendo desde hace algunos años en un proyecto para Disney que rescata el trabajo de miles de diseñadores, artistas, ingenieros y creativos que trabajaban en los estudios de Walt”.
Johanna Wilhelm afirma que formar parte de un proyecto de estas características fue una oportunidad única y un desafío enorme. “Al trabajar con otros, las ideas se multiplicaron y potenciaron”, asegura Wilhelm, que también colaboró con reconocidos artistas en la realización de videoclips y fue creadora de las celebradas instalaciones site-specific en papel “Siete Vientos” en el Museo Oriental y “Tempestad”, un homenaje a Piazzolla 100 años, en el CCK.
Todo comienza con una caja pequeña sobre el escenario… Y a los pocos segundos de abrirse el telón de “La Caja Mágica” en el Teatro Ópera -“Todo Disney. Un sólo Musical” es su eslogan- se hace inmensa y se transforma en una escenografía definitiva.
Así empieza la fantasía de siempre que cobra (nueva) vida a través de esculturas animadas, proyecciones, además de una formidable escenografía y un llamativo vestuario de los personajes que van contando y cantando las más clásicas historias de Disney (“La Caja Mágica” incluye fragmentos de más de 70 canciones de películas) a través de una icónica y única partitura.
El espectáculo propone una experiencia emotiva y sensorial, y entre ellas sobresale y permanece en la memoria al salir de la sala y más allá las sombras, la sombra de Mara, la protagonista del musical, y de algunos entrañables personajes cuya silueta despierta pura nostalgia y alegría pura.
“Las sombras y los reflejos son temas que siempre fueron abordados en las películas clásicas de Disney, como Peter Pan, Pinocho y Bambi. Son imágenes y referentes visuales que son parte de mi imaginario”, explica Johanna, y menciona a Lotte Reiniger, una de las pioneras en la animación de siluetas que trabajó en varios proyectos de Disney, como su artista favorita.
“Trabajé en equipo con Maxi Vecco para la realización de los videos de las sombras de Mara y para el inicio de la obra con Pepe Grillo bajando por el telón -cuenta Johanna Wilhelm- Aprendimos muchísimo juntos y fue muy emocionante ver después esas piezas en el Teatro Opera dialogando con la obra”.
Las áreas de utilería, video e iluminación de “La Caja Mágica” apostaron en conjunto al uso de procesos analógicos completamente artesanales, tal cual como Johanna Wilhelm venía trabajando en sus otros proyectos AD (antes de Disney), y esa elección y forma creativa de trabajo fueron clave del concepto y concepción del show que es un homenaje a los creadores originales de Disney.
“Los objetos fueron pensados como piezas únicas, buscando esa belleza en la particularidad de cada uno -explica- Creo que la clave de mi trabajo fue entender qué se necesitaba de cada objeto, aportar sensibilidad y belleza y generar una identidad que pueda dialogar tanto con las maravillosas marionetas creadas por Michael Curry, así como con el ensamble de talentosos bailarines y cantantes que forman parte de La Caja Mágica”.
“Fue fundamental también entender la estética de Disney a lo largo de 100 años y mezclarla con mi visión personal para que se integren de alguna forma”.
Johanna Wilhelm eligió los talleres en los que se fabricó la utilería de la obra. Así, los objetos que imaginó, pensó y diseñó, se hicieron tal como ella misma los imaginó, pensó y diseñó, con los materiales más adecuados para que tuvieran la apariencia y funcionalidad ideales.
“Los equipos se comprometieron y dieron todo para que cada pieza sea hermosa, única, tenga magia y funcione para la obra”, asegura con el entusiasmo del primer ensayo general.
Johanna Wilhelm evocó y colocó en el centro de la escena de “La Caja Mágica” personajes y objetos icónicos de Disney, como la escoba de Fantasía y el Steamboat Willie, el cortometraje de culto de Mickey de la década del 1920, que fue clave para la realización de toda la utilería de la obra.
“En el diseño tuvimos en cuenta que los objetos que utilizan las marionetas o se vinculan con ellas compartan su estética y materialidad: que parezcan traspasadas de un dibujo animado, por su síntesis y la forma en que están coloreadas y las formas y proporciones exageradas de su diseño”, explica la diseñadora gráfica y artista plástica.
“Muchos de los objetos que aparecen en La Caja Mágica son guiños y llamados para los fans de Disney -advierte- Pueden descubrir la estación de tren de Disneyland, el cohete que tenía Walt en su escritorio, las lámparas junto a las que los animadores se pasaban horas dibujando en sus escritorios y los espejos que utilizaban para copiar sus rasgos y expresiones”.
Nada de todo lo que acabás de leer es un alerta de spoiler. Porque cada uno encontrará algo clásico y reconocible, algo nuevo y sorprendente y algo diferente e inolvidable en “La Caja Mágica”.
Podés verla en el Teatro Ópera (Av. Corrientes 860, CABA). Funciones: Miércoles a viernes a las 20; sábados a las 17 y a las 20 y domingos a las 19. Entradas a través de Ticketek.com.ar.
Más información: purodiseno.lat