Cada vez más diseñadores se inspiran en la naturaleza, en sus propiedades y recursos cuando se trata de crear. En esta exposición (co organizada con el museo Cube) aparece como guía y se pone en evidencia con proyectos que van desde prototipos experimentales hasta productos de consumo, instalaciones inmersivas y construcciones arquitectónicas. Hay 72 proyectos internacionales e interdisciplinarios.
Se trata de producciones que construyen alianzas con ciéntificos, ingenieros, artistas, filósofos y hasta organizaciones de defensa ambiental: todos impulsados por una profunda conciencia de la problemática del cambio climático y las crisis medioambiental que está transitando el mundo. También da cuenta de los avances tecnológicos.
Los temas de la exposición exploran algunas de las estrategias que los diseñadores utilizan para colaborar con la naturaleza: comprender, remediar, simular, salvar, nutrir, aumentar, facilitar. Así surgen nuevos materiales y métodos y técnicas creativas.
El diseñador vegano Perez Nevi Pana creó este banquito con esponja vegetal cristalizada con sal y montada sobre una estructura de madera. Es el resultado de una investigación de cinco años sobre las aplicaciones materiales de sal. Motivado por las consecuencias de la extracción de minerales en el Mar Muerto, con esta serie Nevi imagina un posible resultado constructivo de la interferencia de la humanidad con la naturaleza. El diseñador sumerge estructuras de madera encerradas en esponja vegetal en el Mar Muerto, dejándolas cristalizar como formaciones de coral. Transformando estos minerales en formas arquitectónicas de otro mundo, Nevi Pana refleja la convergencia de lo orgánico con lo ornamentado.
A partir del totomoxtle (la cáscara que cubre la mazorca del maíz) el diseñador mexicano Fernando Laposse armó estas placas que fusionan estos colores impactantes y con el que desarrolla alguno de sus proyectos de objetos y mobiliario. Es una materia prima sustentable que, además, genera alianzas positivas con las comunidades de la zona.
250 globos de cristal cuelgan del techo del museo como parte de la instalación ‘Curiosity Cloud’, obra del estudio radicado en Viena, Mischer ’Traxler. Cada uno resguarda a un insecto (fabricado a mano, impreso en una lámina transparente y cortado con láser) que cobra vida y se mueve rápidamente cuando alguien se acerca a la sala, emitiendo un curioso sonido al chocar con el globo de cristal. Y lo hacen todos a la vez.
La diseñadora israelí Shahar Livne ideó un material similar a la arcilla a partir del plástico desechado. Con esta presentación de objetos escultóricos busca motivar a las próximas generaciones a hacer un uso productivo de esta materia prima altamente contaminante.
La ambientalista canadiense Max Liboiron ( directora del Laboratorio Cívico para la Investigación de Acción Ambiental, CLEAR) aprovechó para presentar el "babylegs", un artefacto para pescar microplásticos marinos flotantes desde un bote (motorizado o propulsado a mano). Los microplásticos ingeridos por las especies que habitan el mar preocupan a los científicos porque al ingerirlos son una amenaza potencial para la salud humana. Su invento está hecho con medias de bebé, mamaderas y otros materiales. Una muestra más de la potencialidad que abre la simplicidad y los recursos cercanos.