Está silla cubierta de concreto es la última creación del estudio con sede en Nueva York, Bower. La originalidad de la pieza está dada por la mezcla inesperada de los materiales pero también por el efecto que produce el cemento trabajado de esta manera: parece caer al suelo formando pliegues. Fluye como si fuera crema.
La pieza artística fue bautizada Concrete Melt y tiene un diseño cautivante.
La estructura tiene tres piezas bien diferenciadas. La superficie texturizada, en un tono pálido blanquecino contrasta con el latón cromado de la base.
La forma curva que adquiere el cemento, como si se hubiera derretido en el acto, confunde la percepción. La fluidez no es algo que se esté acostumbrado a ver en ese material, más asociado al rubro de la construcción.
La base de Melt Chair fue concebida como un dispositivo "conexión a tierra, que se ve y actúa como se esperaba"
Con una máquina se cortaron las tiras delgadas que luego se apilaron para crear la parte superior. Para fabricar el hormigón, el equipo convocó a un escultor americano, especialista en la aplicación de este tipo de material.
La pieza fue diseñada especialmente como una edición limitada para ser mostrada en la galería de diseño El futuro perfecto. Hasta el momento, sólo hay 20 disponibles. Una de las versiones utiliza mármol en la base, en lugar de concreto.
La consigna abierta para los artistas participantes fue la de crear un objeto que represente la esencia de su trabajo. Bower quiso transmitir las diferentes percepciones y perspectivas que aparecen ante el uso de materialidades y formas distintas. Las características que se perciben son opuestas a las de los materiales que dan vida a la pieza.
En definitiva se buscó explorar la ilusión de profundidad y dimensión. ¿El logro?: un desafío para los sentidos que redundó en una pieza de lo más aplaudida.