Muchos la conocen como la reina del interiorismo del bienestar, ícono indiscutido del mundo deco. La diseñadora británica Ilse Crawford fue una de las invitadas de lujo de la última edición del DArA ID, que se llevó a cabo en la Usina del Arte, y nos dejó algunas de sus reflexiones.
La diseñadora británica Ilse Crawford es un ícono del diseño de interiores. En 2021 fue distinguida con el “London Design Medal”, el reconocimiento más alto que el London Design Festival le otorga a un creativo de la industria por su excelencia en la industria del diseño.
Diseñadora, maestra, directora creativa, Ilse es reconocida por su particular visión del interiorismo, centrada en el ser humano y en quienes habitan un hogar. Desde Studioilse, la pequeña usina multidisciplinaria que ella comanda, la británica se propone crear entornos donde las personas se sientan realmente a gusto.
“El diseño me permite crear nuevas realidades”, dice la maestra. Dialogamos con Ilse Crawford durante su visita a Buenos Aires y nos dejó algunos de sus reflexiones.
Somos un estudio pequeño/mediano (unas 15 personas divididas en 3 equipos) y para mi es el número perfecto, porque podemos hacer proyectos con clientes que se animen. Porque hay que entender que contratar un estudio de diseño es una experiencia fuerte.
Los diseñadores somos caros, uno no sabe lo que va a obtener al final, los riesgos que se toman pueden ser grandes, Y eso es solo cuando hablamos por ejemplo de una casa. Pero, ¡qué que pasa si estamos en un proyecto de una oficina o negocio, ahí hay tanto en juego!. Entiendo que la gente quiera fórmulas, pero una fórmula es algo que cualquiera puede tener, y con los 3 o 4 años que lleva el proyecto, ya estamos en el pasado. Hay que mirar al futuro, no hay opción, el proceso de construcción te empuja a ese punto, nuestro trabajo te empuja al futuro, te guste o no.
Nuestro estudio tiene un tamaño que no nos permite competir con los grandes, porque para hacerlo necesitamos un socio. Por eso le huimos a los grandes proyectos, que ponen el foco en las cifras, pero no consideran lo inconmensurable. Una silla es una silla. Los empresarios no piensan en cómo un ambiente puede cambiar el comportamiento humano, hacer crecer a las personas.
Un gran amor mío fue el periodismo (fue durante años Editora de la revista Elle Decoración), que fue una de mis primeras carreras. Amaba eso de contar una historia, elegir un título, ordenarme con las palabras. Tener sensiblidad también para ver quién lo va a recibir y cómo lo va a recibir. El tema de describir con palabras es como un músculo, hay que ejercitarlo, practicarlo, elegirlas bien.
A sensual Home, A Frame for Life… los libros de Ilse Crawford son auténticas piezas de colección que merecen un capítulo aparte. Sobre cómo llegó a ellos, cuenta:
“En un momento me cansé de las revistas. Teníamos un publicista que todos los meses pedía todo de nuevo (“¡quiero ¡150 cocinas nuevas!”, decía).
Yo no fui a la universidad para hacer esto, recuerdo que me dije. Ahí comencé a pensar qué es lo que arma un buen diseño de interiores, ¡Y vi tantos interiores que hacen que te sientas bien! Entonces empecé a entender qué es lo que hace que los ambientes te hagan sentir bien, que le brinden cierto apoyo psicológico, emocional, físico a las personas que viven en ellos. Hice la investigación yo misma, y armé todo eso que terminó siendo un libro.
La simpleza es un desafío a veces. Hay muchos arquitectos y diseñadores que usan grandes palabras, difíciles, sofisticadas, y piensan que eso va a ayudar a describir lo que hacen porque quieren venderse como sofisticados. Y a veces el lenguaje simple es el que más llega a la gente.
Durante su presentación en el DArA ID, la diseñadora británica contó en detalle dos de los grandes proyectos de su estudio: la reforma del Centro de Salud Mental Infantil Ana Frank y el comedor comunitario del chef Massimo Bottura.
Sobre el primero, detalló: “Tuvo varios desafíos, como definir quién decidía ahí: ¿los directivos, los padres, los profesionales, los que hacen las donaciones y querían que sus nombres estuvieran estampados en un bronce? ¡Había como múltiples clientes en este proyecto! Pero nosotros decidimos trabajar directamente con y para los niños. Teníamos que hacer algo que realmente fuera seguro, que diera calma, que serenara, que diera armonía. Lo que siempre buscamos desde el estudio es hacer algo para las personas que lo van a habitar, ese es nuestro lema.
En cuanto a su trabajo para el comedor comunitario que el chef Mássimo Bottura abrió en el barrio de Kensington (y donde reunió a artistas y diseñadores internacionales en un proyecto de ayuda social) Ilse contó: “Para este comedor elegimos combinar colores frescos, materiales naturales y muchas plantas. El espacio encarna la filosofía de Studioilse: crear entornos donde los humanos se sientan cómodos, para que la gente de bajos recursos que fuera ahí a comer se sintiera realmente como en casa” detalló.
Texto: Clarisa Corsunsky. Fotos: gentileza Studioilse.
Más información: purodiseno.lat