La moda debe ser sustentable o no ser. De eso está convencida la diseñadora de indumentaria Sabrina Rodríguez Uzal, quien desde hace algunos años, desarrolla su colección de prendas plantables. Es decir, ropa que una vez que cumple su ciclo útil vuelve a la naturaleza.
Sabrina se recibió en 2018 en FADU (donde además es docente, en la cátedra de Saltzman) y como proyecto de tesis desarrolló Germin.ar, una serie de prendas circulares que ganó el concurso Terma 2019.
"Después de una extensa investigación, me sentí movilizada por el impacto medioambiental que la industria textil genera actualmente. Es la segunda más contaminante del planeta, después de la petrolífera. Una de las cuestiones que llamó más mi atención fue la inmensa cantidad de residuos textiles que el fast fashion genera, provocando un enorme basural de prendas descartadas", cuenta
Así es que empezó a interiorizarse en materias primas nobles y biodegradables, que le permitieran lograr un sistema circular para sus prendas y cumplir con su objetivo: que sus colecciones no sean un residuo futuro.
Actualmente se enfoca en su marca de indumentaria sustentable, UZAl: un proyecto arraigado a las bases del comercio justo, con un fuerte pensamiento de circularidad de las prendas y una importante impronta minimalista.
Cada prenda, busca además, revalorizar el trabajo artesanal.
Creo que la sustentabilidad va avanzando y conquistando de a poco todos los aspectos de nuestra vida, que los consumidores son cada vez más conscientes y nos exigen transparencia y minimización de procesos que sean amenazantes para el medioambiente. Todavía falta información, un poco más de compromiso, la sustentabilidad no debe ser una moda, sino que la moda debe ser sustentable.
Del contexto actual y nuestra convivencia con el COVID 19. Me inspiró pensar en la importancia del saneamiento ambiental y en las relaciones interpersonales.
"VÍNCULOS" es una cápsula performática que habla del distanciamiento social, de los vínculos entre las personas, y de ellas con su ropa. Trabajando artesanalmente y con las materialidades plantables busco concientizar y rememorar la sensación de cuando compramos o heredamos nuestra prenda favorita, esa que perdura a través de las temporadas. Recuperar ese vínculo afectivo con lo que vestimos, con las prendas que elegimos habitar.
A base de algodón y lana, empecé a fabricar e intervenir mis propios textiles, conectando con procesos artesanales - afieltrado, teñidos naturales - lo que me dio la posibilidad de no limitarme a lo disponible en el mercado. El textil icónico de UZAL es el fieltro plantable, un paño de lana artesanal que hago yo misma con vellón de lana merino al que le añado semillas hortícolas y florales que quedan alojadas en su interior, para que al fin de la vida útil de la prenda, éste reinvente su función como soporte plantable.
Los diseñadores somos también grandes comunicadores a través de nuestro trabajo.
Al comienzo de la pandemia, la mayoría de las industrias del mundo pararon su producción y ese cambio permitió evidenciar cómo el medioambiente comenzó a sanearse rápida y orgánicamente. Demostró que debemos cambiar los circuitos productivos y nuestros hábitos en vías de la sustentabilidad.
Me parece esencial que el diseño ponga en agenda estas problemáticas, y además proponga soluciones para revertir el impacto tan negativo que generamos en el medioambiente durante tantos años.