Lo primero es modelar la pasta cruda y blanca. Después vienen las terminaciones y las texturas. Las piezas que van al horno y el esmaltado. Los detalles pintados en oro y el lustre final. Ximena Clavelli diseña joyería en porcelana inspirada en la fauna local, un universo que la traslada a su mundo afectivo más cercano. La conecta con sus raíces y también es una manera de "revalorizar la identidad regional"
Clavelli se formó en cerámica, en un taller municipal en Montevideo (Uruguay). Tenía 15 años. Un maestro alfarero la alentó a probar e investigar. Después siguió estudiando con una pareja de ceramistas e hizo sus primeras producciones propias en alfarería y al gres. Las pastas y esmaltes también son artesanales. La porcelana vino después, por elección. “Es un soporte que aporta una terminación muy interesante en sí misma pero a la vez es una especie de gema que me permite modelar con mucha flexibilidad". Y el cuerpo acompaña. “Es increíble como las manos recuerdan los gestos, y hacen ‘de memoria’ lo que ya conocen. Yo uso mucho las manos, casi no uso herramientas para modelar, y utilizo las huellas' de distintas partes de mis dedos para darle forma a mis mini esculturas. Por ejemplo la cuenca de los ojitos de mis zorritos clásicos son prácticamente la huella que deja mi dedo pulgar sobre la pasta”, detalla desde su taller en Abasto.
La búsqueda de cada animal también lleva su proceso. Busco fotos, muchas posiciones o gestos y miro algunos manuales de fauna que tengo para saber máss de su hábitos. Después lo dibujo, varias veces, en distintas posiciones, y voy haciendo una simplificación de la formas esenciales que lo definen. En ese proceso me voy familiarizando con su morfología. Y recién después paso a la pasta de porcelana, y hago bocetos y pruebo distintas formas. Me lleva mucho tiempo la primera vez para que después empiece a actuar esta memoria motriz de que hablaba. ¿Mi animal preferido?: el zorro. "Lo considero una metáfora de la supervivencia y la adaptación".
"Los pelitos" se tallan con un palito de metal cuando el material está un poco mas firme. Los colores se incluyen en esta etapa, cuando la pasta esta seca pero cruda. Después las piezas pasan por el horno por primera vez. “Es lo que se hace habitualmente con todas las técnicas de cerámica. Se llama bizcochar, se hornean las piezas modeladas una vez secas a una temperatura entre 700 y 800 grados para poder esmaltarlas. Cocidas a esa temperatura las piezas todavía son porosas y por lo tanto absorben el agua del esmalte y lo fijan”.
En su caso el esmaltado es muy simple: es un chapuzón en esmalte transparente brillante y al horno nuevamente. Esta vez si la temperatura rocks porque la porcelana exige temperaturas muy altas de cocción, a 1270 grados. Eso hace que la pasta este un poco cristalizada, es una de las características de la porcelana y el gres. Estar cristalizada la hace mas densa por eso es impermeable, muy resistente y tiene un sonido muy lindo como el del cristal.
El último paso es pintar los detalles en oro. El lustre de oro también se hornea a 800 grados. Lo aplico con un pincelito chico, dibujo las caritas y algunos pelitos. Después se van al horno por última vez. Ahí es cuando empiezan a aparecer la criaturas, cada pieza es en algún sentido como un personaje que va cobrando su propia identidad. “Eso es lo que más me gusta de hacerlas, se siente un poco como estar jugando”.
De algún modo sí. Aunque para mí la vocación para mi es algo muy difuso, la cerámica apareció muy pronto con la fascinación con la alfarería pero desde entonces he tenido otras pasiones a las que me dedique muy seriamente, como la fotografía y el tango. Creo que sigo buscando mis vocaciones, no me doy por hecha en ese aspecto.
Más o menos. Generalmente trato de dejar algunos espacios para poder desarrollar cosas nuevas que me interesan, aunque me cuesta porque suelo estar absorbida por la producción. Estoy experimentando con el metal, que son una novedad para mí, que me acerqué a la joyería desde la cerámica. Armando una serie de broches de plata calados que me gustan mucho. También, intentando meterme en el mundo de las esculturas de pequeño formato en porcelana, la idea es intentar alejarme un poco del concepto de objeto de diseño, que es lo que aplico a mis colecciones de joyería, y pasarme a la exploración sobre piezas únicas. Sí, como detesto todas las tareas administrativas, trato de hacerlas a la mañana, mate de por medio. Es el momento del día en el que tengo más energía. Intento sacarme de encima todas la obligaciones primero así me queda más tiempo para lo que me gusta. Sin pendientes disfruto mucho más de crear, que es lo que realmente me apasiona.