Una pizza floral, una palta guitarra, un tocadiscos de naranja, un pendrive envuelto en pan rallado. Al dúo de jóvenes diseñadores gráficos de Paul Fuentes Design, les gusta recordarle a la gente lo fascinante y divertido que puede llegar a ser producir imágenes de alimentos, animales y objetos. Fotografías que pueden resultar disparatadas.
Desde hace años los artistas se dedican a crear fotos minimalistas con fondos en color pastel. Su propuesta combina dos movimientos artísticos, el surrealismo francés y el arte pop. De ahí surge el propio, que ellos definen como el nuevo arte pop. El estudio trabaja con grandes marcas, cuentas de Instagram, publicidades para películas e inclusive hicieron algunas portadas de revistas y libros.
Sus fotos tienen un tono surrealista pero a la vez una cuota de humor y, detrás de cada una, hay una idea: por eso prefieren definirse como fotógrafos y pensadores. Les interesa que su audiencia observe el mundo a través de su lente.
Una de sus series de fotos más buscadas es una colección de viajes, en la que los directores creativos interpretan distintos paisajes, el desierto de California o una jirafa adentro de un auto rosa chicle paseando por una ruta costera. Un paraguas del cae agua estrepitosamente.
Los artistas también llevan su arte a remeras y cuadros. Primero dibujan a mano alzada cada uno de los diseños y luego lo modifican en computadora. Para una foto suelen usar dos objetos: comienzan con uno, tratando de encontrar su otra mitad, que se adapte perfectamente en relación a su forma, tamaño y color.
La inspiración, dicen, emerge en todos lados. Surge de objetos cotidianos, pero también de un chiste o una canción. Las veinticuatro horas del día están atentos a las sensaciones que se pueden transformar en una imagen provocadora con la que suelen mantener muy actualizadas sus redes. A @paulfuentes_design suben entre dos y tres fotos por día. Sus seguidores los likean como termómetro para su arte. Bien por ellos.